Humanidad perpleja
No quiero empezar en plan Entuertos en la tercera frase, pero el ser humano es una fuente inagotable de enigmas insondables. A los clásicos misterios de ayer y hoy —Eleusis, los calcetines desparejados, qué hacen los hombres en Marte o qué les pasa a lxs singles —se nos van sumando temas crujiales, más apremiantes que las partículas fundamentales. Se nos amontonan los misterios. Del actual homo económicus no hacen más que manar interrogantes, así que el eslabón perdido apenas interesa ya a la ciencia. Sí, nunca en la historia de la humanidad el comportamiento humano ha resultado tan intrigante. Es una pena para el desarrollo científico, pero, con la que está cayendo, ¿a quién le urge saber cuántos grados hace en Marte o cuánto se ha expandido el universo últimamente? Mientras tanto, ¡oh, sorpresa!, un nuevo movimiento intelectual aboga por un retorno a la Edad de Piedra (Total vintage). Vuelven a estar de moda las barbas, los jerséis que pican y los quesos. Sin querer faltar a los am